Abstract
Entre los acontecimientos que acompañaron recientemente la gran transformación
política que tuvo lugar en la ex-Unión Soviética el mundo asistió a un singular espectáculo
que sin duda tenía un carácter simbólico, y que suele ser recurrente en estos casos, me refiero
a la destrucción sistemática por parte de una multitud enardecida de monumentos y estatuas
de los ex-"amigos del pueblo".