Autobiografía y emancipación: una mirada barroca
Abstract
Desde la hermenéutica de la sospecha, y pasando por la mirada deconstruccionista de Paul de Man, ya no es posible concebir el discurso autobiográfico como constitutivo de una totalidad (el yo). A partir de su estudio sobre el drama barroco alemán, Walter Benjamin sostiene que la historia se plasma sobre un rostro; o mejor, en una calavera, expresión alegórica que entrecruza naturaleza e historia, y que se constituye además en enigma de la historicidad biográfica propia de un individuo (y por ende, de la autobiografía). Benjamin la utiliza en sus propios textos autobiográficos Agesilaus Santander, y hasta en sus Tesis sobre el concepto de historia. La imagen del Angel Nuevo funciona en ellos como alegoría histórico-autobiográfica que dice aquello que nunca fue escrito por el discurso dominante del yo, ni por la historiografía. Esto es aplicable a ciertas escrituras del yo que, particularmente en Latinoamérica, tienden a una espacialización barroca del tiempo, como acontece en la novela autobiográfica Los Pasos Perdidos de Alejo Carpentier. La expresión alegórica incluye la crítica en su propio acto de lectura, y por lo tanto su posibilidad emancipatoria, a través de una extensión que no es propiamente temporal, sino espacial, propia del devenir alegórico de la escritura.