El paradigma orgánico en arquitectura
Abstract
El proceso civilizatorio de la modernidad se ha fundado en los principios del paradigma orgánico, basado en el concepto de racionalidad, pero fundamentalmente fue la racionalidad económica el instrumento que ha moldeado las diversas esferas del cuerpo social y por ende las prácticas del habitar, propiciando cambios en los patrones tecnológicos (la máquina), en las prácticas productivas (el sistema fondista), en la organización social (familia, trabajo, ocio) y en los aparatos ideológicos del estado (el panoptismo) a partir de instalar lo que denominamos el orden frío de la legibilidad. Esta noción de claridad y legibilidad domina el discurso de este paradigma, desde una mirada cientificista en la cual es posible explicar y prever todos los acontecimientos y la arquitectura no permanece al margen de esta lógica de organización. Esta claridad se consigue a partir de una posición cartesiana de descomposición sistemática del objeto en elementos, a través de operaciones de diferenciación, clasificación, jerarquización y despiece, separando lo que en la realidad resulta inseparable, poniendo de manifiesto la voluntad de aislar el objeto de la realidad y de sus lazos con ella. Objetualizando incluso al ser humano y estableciendo una clara diferenciación con la naturaleza, a la cual domina. Sujeto y naturaleza se constituyen así en recursos o insumos del sistema. El sistema monge como modo de representación técnica de los productos sintetiza este modo de abordar las complejidades de época, consiste en operaciones de despieces ficticios, pautados por acuerdos de interpretación de esas piezas gráficas, que ubican al sujeto en el infinito, fuera de todo modo humano de percibir o ver un objeto.