Abstract
Si bien el trabajo parece haber estado desde siempre en la base de toda actividad económica, es
recién a partir de la resignificación que se hace de éste concepto desde la modernidad, que la
economía puede constituirse como ciencia, o, por lo menos, como un saber sistemáticamente
organizado.
El trabajo como un valor en si mismo y como la base real de la actividad económica
adquiere su dimensión de tal recién en la modernidad. Adam Smith, al ubicar al trabajo en la
base de la producción de la riqueza, lo convierte en el concepto rector a partir del cual se
conforma la reflexión sobre lo económico y viceversa: la fundación de la Economía como saber
orgánico y sistemático ha dado un nuevo significado al concepto mismo de trabajo tal como se lo
entendió en la modernidad: el oficio constitutivo de lo humano.