Lo mismo, otro: El uso del testimonio histórico a partir del Holocausto
Abstract
El testimonio ha sido un tema especialmente conflictivo para la historia. Por una parte, el
conocimiento histórico es esencialmente indirecto, procede a partir de trazos y testimonios.
Como oportunamente lo expresó M. Bloch, " ... no podemos hablar de las edades que nos
precedieron sino a partir de los testigos. Respecto de ellas, estamos en la misma situación que el
juez que intenta reconstituir el crimen al que no asistió, o el físico, que obligado a quedarse en
cama por la gripe, no se entera de los resultados de sus experimentos sino por los informes del
asistente del laboratorio. En breve, en contraste con el conocimiento del presente, el
conocimiento del pasado es forzosamente indirecto". Sin embargo, en la medida en que se
considera a la historia como ciencia, el historiador no puede tomar la actitud pasiva de aceptar de
juntillas y reproducir lo dicho por el testigo, más teniendo en cuenta la falta de precisión de la
memoria y los intereses creados detrás de la declaración. La historia se alineó en este sentido con
el debate epistemológico general acerca de la confiabilidad y alcance de esta fuente de
conocimiento, y, en general, fue reticente en apoyarse en ella, inclinándose, en su lugar, por otras
fuentes.
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