Abstract
En una época esencialmente pesimista acerca de las consecuencias que la huella ecológica del progreso dejará en la habitabilidad del mundo, es bueno preguntarse que hacer para seguir teniendo paisajes culturales donde vivir, para no resignarse a lo dado como definitivo. Nuestra esperanza proyectual está fundada precisamente en la posibilidad de transformar la realidad, aún desde los peores escenarios. Y a otro balance sociedad naturaleza.