Abstract
En la historia natural de la vida el miedo ha sido una respuesta benéfica para los
animales, su utilidad radica en que brinda una plataforma de decisión al individuo para
comportarse de cierta manera ante situaciones de amenaza o peligro (Sánchez-Ramírez,
2009). Tanto en humanos como en animales, las reacciones conductuales inducidas por
amenazas incluyen aquellas que son innatas, no basadas en experiencias previas, y aquellas
aprendidas, que representan recuerdos de eventos aversivos (Shumyatsky et al., 2005).