El humor en la propuesta ética del escritor argentino Alberto Laiseca
Abstract
Consideramos que el ámbito ético tiene una importancia fundamental en la obra de Alberto Laiseca (Argentina, 1941). Podemos pensar a las narraciones laisequeanas como lo que Fréderic Gros denominó "pequeños tratados de existencia, ensayos de buena conducta, artes de vivir", en los cuales los personajes-sujetos deberán estar (o ponerse) a la altura de afrontar los desafíos que la realidad les impone, mediante un permanente replanteo de las identidades individuales y dela manera en que se relacionan con su realidad. Esta ética tiene componentes propios del vitalismo (López: 2010), del cinismo (Sloterdijk: 2007), del grotesco (Bajtin: 2003, Carbone y Croce: 2012; Kayser: 2010) y del zen (Suzuki: 2003; Benesdra: 2012), entre otros. En esta ética el humor tiene una presencia fundamental. Se trata de un humor no siempre cómico, aunque los chistes abunden en sus ficciones, sino de unas historias en las que el absurdo y la ironía constituyen una mirada del mundo que apunta a la provisionalidad y la fragilidad de todo sentido que se pretenda acabado y universal. Del mismo modo, los juegos de palabras, la parodia, la proliferación, son todos recursos que desestabilizan las reglas lingüísticas, lógicas y sociales hegemónicas, no para postular en su lugar otras reglas, sino para generar espacios de Todo posibilidad cercanos a los celebrados por Macedonio Fernández (Fernández: 1997; Camblong (2003), Flores: 2010). Por otra parte, en la obra de Alberto Laiseca no puede pensarse a la ética separada de su propuesta estética. En ambas dimensiones se trata de valorar la autenticidad por sobre el pedantismo y el intelectualismo vacío, el exceso y el “vicio” por sobre una contención dela expresión, del deseo y del comportamiento. Su ética tiene una dimensión ontológica, cósmica, que consiste en la lucha entre el Ser y el Antiser, donde las acciones de los individuos inciden en la fuerza de uno u otro, y donde las elecciones estéticas del escritor no serían inocentes sino que participan también de este combate eterno (Aichino: 2011). En este trabajo nos centraremos en analizar estas dimensiones ético-humorísticas en dos obras del autor particularmente representativas al respecto: El jardín de las máquinas parlantes.