"La piedra, el aire y las palabras". Antonio Álamo ante la celestina y el Lazarillo
Abstract
Cuando, en 2002, le encargaron a Antonio Álamo textos dramáticos específicos para ser representados en ocasión de la Capitalidad Europea de la Cultura concedida a Salamanca, Álamo recurrió a esas fuentes para escribir cuatro piezas breves, adentradas en los mundos de la Celestina, el Lazarillo, la leyenda de María la Brava, Santa Teresa y Fray Luis. Reunidas bajo el título integrador de “Vidas y ficciones de la ciudad de Salamanca” se representaron en julio de 2002 en el huerto de Calixto y Melibea, la Plaza de San Benito, el patio de la Casa de las Conchas y el patio chico de la catedral de Salamanca. Esos escenarios fueron elegidos por el autor quien desechó focos y otros elementos escenográficos para quedarse sólo “con la piedra, el aire y las palabras”. “Las mismas piedras -dice- que ahora reviven viejas memorias para nosotros, memorias de putas, enamorados, santos, pícaros, hambrientos y furias” (Álamo, 2002:11). Nos detenemos en La Celestina y el Lazarillo porque su estatuto reescritural -explícito- de una obra clásica de la literatura española puede observarse en los distintos niveles textuales (personajes, intriga, acción). En la primera, al título “Donde hay escalas hay tropiezos” le corresponde la aclaración: “(Dramaturgia sobre La Celestina de Fernando de Rojas)” y en el segundo texto el mismo título remite al hipotexto: Lazarillo. Las lecciones del hambre. Ambas piezas presentan -en una relación de hipertextualidad- “las obras antiguas en un nuevo circuito de sentido” (Behar, 1984:87) ya que toda reescritura es parte del proceso de una literatura en transformación continua. En el Lazarillo se produce una transformación intermodal que convierte la narración original en texto dramático, y en La Celestina se da un procedimiento mixto, intermodal, para trasladar el relato a la acción y, también, intramodal, para recuperar la teatralidad subyacente en la obra de Fernando de Rojas. El grado de relación entre el hipo y el hipertexto es evidente, el tema de las obras clásicas surge claro en estas “reescrituras propiamente dichas”, que tienen como destino la representación escénica y que manifiestan “una intensa interacción entre la reescritura dramática y las necesidades pragmáticas de la puesta en escena” (M. Sosa, 2004:233).