El tiempo como remedio de las pasiones
Abstract
A partir de la carta XII de su Epistolario Spinoza introduce un cambio en el concepto de duración que desplazará al tiempo como ente de razón capaz de medir una duración que ya no será divisible, sino continua. Este desplazamiento del tiempo como "ente de razón" que se inaugura en la célebre carta sobre el infinito no le reserva, sin embargo, un lugar cada vez menor en su filosofía sino que se constituye en la Ética como el operador primordial de la imaginación. La Ética, opera así un proceso de "destemporalización" de la duratio, que se funda en subrayar la noción de conatus como potencia constitutiva de la duración que carece de límite interno y anula cualquier división o limitación temporal. La duración será definida en esta obra como una "continuación indefinida en la existencia", inseparable de las variaciones de potencia que esta implica. Ya no se trata de una sucesión de estados sino de una transición de potencia que varía constantemente entre el aumento y la disminución. Será sobre el terreno de los afectos, es decir de las variaciones de la potencia de obrar, que se despliega este nuevo análisis de la duración vinculada estrechamente al movimiento dinámico del conatus.