Síndrome de maloclusión de clase III : la valoración cuantitativa del equilibrio facial logrado en casos de clase III con tratamiento ortopédico a edad temprana en nuestro medio
Date
1992Author
Varela de Villalba, Teresa Beatriz
Advisor
De Di Carlo, Edit Gazagne
Metadata
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La maloclusión de Clase lIl es una verdadera dismorfosis basal, caracterizada por una relación sagital de los maxilares, en la cual la arcada inferior ocluye mesialmente a la superior. Esta anomalía afecta el aspecto estético, el funcional y el sicosocial, por su efecto altamente deformante, lo que permite reconocerlo como un verdadero síndrome. En la mayoría de los estudios epidemiológicos, aparece como la maloclusión menos frecuente. No obstante, históricamente, el tratamiento del exceso mandibular recibió la atención de ortodoncistas y cirujanos orales desde principios del siglo XX,
Edward Angle (2) fue uno de los primeros en sugerir un enfoque combinado de ortodoncia y cirugía como la única manera de corregir el prognatismo mandibular, Los métodos de diagnóstico de esa época (estudios clinicos y de modelos) eran empíricos y sólo permitían valorar las desproporciones de tamaño
y posición, maxilo-mandibulares y dentarias. Con la aparición de los Rayos X, el uso de la telerradiografía craneal se aplicó al estudio del crecimiento con Broadbent y Brodie, en 1937. Luego Downs, Riedel, Tweed y Jarabak fueron ampliando los estudios cefalométricos hasta llegar a Ricketts (101) que resumió la cefalometría en un análisis con el que explicó lógicamente las discrepancias observadas en la mandibula, maxilar, estructuras óseas profundas, oclusión dentaria superior e
inferior y el tejido blando del perfil. Desarrolló un análisis de superposición relacionando el crecimiento normal con los cambios producidos por el tratamiento, y formuló así los conceptos básicos de la cefalometría computarizada, como también una predicción de crecimiento a largo plazo. Este avance diagnóstico, fue acompañado por el progreso en las técnicas aparatológicas, que permitió modificar un concepto que parecía fundamental sostenido hasta ese momento:” las alteraciones basales no podían ser corregidas por los recursos ortodóncicos conocidos “. Estas alteraciones basales estaban dentro del campo del cirujano máxilo-facial. Fue a partir de 1972 cuando Delaire (27-28) dio a conocer la técnica de tracción postero-anterior, que modifica los conceptos anteriores, permitiendo la corrección de las dismorfosis basales de Clase III. La aplicación de esta técnica, nos brindó grandes satisfacciones, por lo espectacular de sus resultados. Al aplicar el cefalograma de Ricketts y la determinación del patrón facial según este autor, se observó que los pacientes de Clase III, tenían lo mismo que en la población normal, distintos patrones faciales. Esto determinó morfologías opuestas con distinto enfoque diagnóstico y de tratamiento. De aquí surgió la hipótesis de establecer cuál de estas tipologías faciales es predominante en los pacientes Clase lII en nuestro medio, y así poder diferenciar el tratamiento para cada uno de ellos.
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