Duelo y extravío, mirada, música y voz
Abstract
Orfeo y Eurídice son figuras que desde los griegos hasta hoy han sido un estímulo para los artistas de todos los tiempos. Escritores, músicos, plásticos, se han inspirado en las representaciones y versiones que se conocen desde los griegos hasta hoy: se los halla figurados en antiguos vasos, vasijas y pinturas del renacimiento. En viejos manuscritos se narran sus hazañas en relación con la música y su poder de encantamiento, en poemas épicos, tragedias, óperas, films, blogs o performances se los trae a nuestro tiempo. A Orfeo también se lo ha hecho centro de religiones, como lo muestran los estudios de Colli sobre el llamado corpus órfico, o más recientemente es un pretexto para reflexiones filosóficas y prácticas críticas como en los ensayos de Blanchot (1970, 1993), Foucault (1993), o Detienne (1990), por citar algunos de los autores modernos que en este libro incitan a especular acerca de cómo el relato mítico abre nuevos vínculos con el pensar y el arte de nuestros días. Aún más, se han reescrito de variadísimos modos y veces las relaciones entre Orfeo, Ulises, las Sirenas, el canto que hace perder y la música que detiene el tiempo y cesa el dolor, como consta en la obra de Bauzá (1997: 79- 93) en la que además se aprecia la relación problemática entre audición y visión (131-138).