Violencia de género: construcciones desde el activismo, el Estado y las disciplinas científicas
Date
2014Author
Rodigou Nocetti, Maite
López, Carlos Javier
Puche, Ivana
Aimar, Valeria
Metadata
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La violencia de género, tanto la que se ejerce en relación a las mujeres como a las personas con identidades y expresiones de género y sexualidades no normativas, es todavía una problemática escasamente incorporada en las instituciones formadoras de psicología, o se la incluye sólo bajo la mirada de la psicología criminológica. Es de nuestro interés presentar aquí algunas reflexiones devenidas del trabajo de un equipo de investigación durante cuatro años sobre esta temática que interpela fuertemente a los saberes y prácticas de la psicología ("Espacios y prácticas de organizaciones feministas y del movimiento de mujeres: Sentidos en pugna sobre la violencia de género", 2010-2011 y el segundo "Espacios y prácticas del activismo LGTTTBI: Sentidos en pugna sobre la violencia de género", 2012-2013.) El trabajo de investigación buscó analizar los sentidos sobre la violencia de género que se construyen en el activismo feminista y lgtttbi de la ciudad de Córdoba, así como en los discursos y prácticas estatales, ubicando asimismo el papel de los llamados discursos expertos (Fraser,1991), entre los que se encuentran los de la disciplina psicológica. La consideración de la violencia como un fenómeno individual, que se analiza como conducta ?muchas veces reactiva- de los sujetos, ha sido consistente con un paradigma de la psicología que atiende los fenómenos psicológicos sin atender la historicidad ni el contexto social (Ibañez, 1992). Dicha consideración supone que la violencia es abordada como un evento aislado y descontextualizado, desconociendo los procesos y despolitizando el sufrimiento. Al situar la violencia como caso individual, "las víctimas" se configuran como un tipo particular de personas, especialmente en el caso de las mujeres, negando el carácter social político de la problemática, así como la estructura patriarcal que la mantiene (Marugán Pintos y Vega Solís, 2002) En gran cantidad de casos, los sujetos son construidos como sujetos con patologías que necesitan de la intervención institucional en términos de rehabilitación psicológica o psiquiátrica; allí se configura como sujeto receptor de acciones puntuales de asistencia y/o tratamiento ya preformateadas, negándose la capacidad de agencia. Por otra parte, las organizaciones van a construir otros sentidos respecto de la violencia de género, interpelando políticamente el sentido restrictivo que se juega en las políticas del Estado y los medios de comunicación. Se posicionan en el lenguaje de los derechos humanos, reclamando no sólo el derecho a una vida sin violencia, sino el estatuto de ciudadanía y de humanidad, es decir, el reconocimiento de su existencia. Los sentidos acerca de la violencia trascienden la mirada sobre la violencia física, y exceden también (aunque incluyéndola) la violencia interpersonal, cuestionando la institución de la sociedad (en términos de Castoriadis) y el régimen de género (en términos butlerianos). La interpelación de las organizaciones del activismo supone revisar algunos discursos y prácticas "psi" que operan -muchas veces- en la estabilización de la violencia de género, y adentrarnos a considerar la construcción psicosocial de la violencia en un orden político de los géneros.