Abstract
Las nuevas concepciones epistemológicas que surgen a lo largo de los siglos XVII y
XVIII producen una nueva versión de la eterna dicotomía de lo clásico y lo
modernoi. Así como sucediera con el humanismo del Renacimiento, el sujeto racional
de la modernidad ilustrada vuelve a ser el centro productivo de la revolución social y
artísticaii. Este espíritu de época, impregna las distintas áreas del pensamiento
haciendo aparecer nuevas concepciones políticas y económicas junto con una serie de
corrientes estéticas, lingüísticas y artísticas.