El estoico negligente
Abstract
Frontón el rétor busca con serenidad, en medio de la noche, una palabra (quaerere uerba). Una sola de entre las posibles. Adecuada e insustituible. Las horas transcurren, la noche transcurre, la palabra no aparece cuando aparece el canto de las aves. La serenidad no se rompe. Lo vence el sueño. Lo último que se percibe antes de entregarse a él es una ligera mueca de satisfacción en su boca. Frontón el maestro recuerda a su antiguo discípulo Marco Aurelio, ahora ya emperador, ahora ya el hombre más poderoso del orbe, ahora ya envuelto plenamente en el rigor moral de los estoicos. El emperador se encuentra de vacaciones en la Costa Tirrena. El maestro sospecha que, fiel a su temperamento, el emperador no descansa ni duerme sino que reserva todo el tiempo al trabajo.