Abstract
"...Así parece comportarse la trayectoria del COVID-19, de manera
azarosa, indomable e impredecible. Aunque puedan ya haberse escrito
algunas historias, crónicas y narraciones sobre el confinamiento, sin
embargo, la pandemia, con sus medidas consecuentes de Aislamiento
Social Preventivo y Obligatorio, es antinarrativa per se. Sobre todo,
porque empequeñece el tiempo, que parece no querer transcurrir... El
virus mismo tiene otros tiempos. O, tal vez, el virus es sin tiempo.
Aunque no haya mal que dure cien años, al no poder producirse proyectos
nuevos ni cambios de estado sustanciales y perceptibles de vida
en el transcurrir de las semanas y los meses del confinamiento, en un
contexto de indefinición e incertidumbre continuas, es como si el tiempo
nunca pasara, lo cual conlleva una ralentización de la experiencia..."