Abstract
Durante el año 1997 me encontraba en la situación de ser portador de VIH (época en la que los tratamientos eran inaccesibles) y recién aparecían noticias relacionadas a los nuevos tratamientos, la situación era nada alentadora en Córdoba. Sumado a esto, la pérdida de amistades y conocidos a raíz de este virus produjo, además de la desazón que genera cualquier pérdida, el deseo de cambiar las cosas. Así comenzamos a juntarnos con un grupo de amigos para visibilizar la protesta en la calle y en los medios de comunicación. Ahí conocí a Eugenio Cesano (dueño de “Somos” boliche nocturno de concurrencia del ambiente trans y gay de la época). Se estaban formando las primeras “proto-organizaciones” que serían el germen de las futuras luchas y organizaciones por la igualdad de derechos en materia de sexualidad.