Abstract
La cuarentena funciona como un experimento donde se ponen a prueba nuestros vínculos más cercanos. La distribución de las tareas del hogar fue una de las primeras cosas que hubo que discutir en familia cuando se inició el confinamiento y esto puso a muchos padres a repensarse.
En muchos casos, el aislamiento social propició una experiencia de rol parental más igualitario y permitió a muchos varones pensar con una nueva perspectiva el ejercicio de la masculinidad, transformando posiciones y comportamientos.