Silencios que hablan, enunciaciones que callan
Abstract
En este apartado intentaré reflexionar acerca de las identidades de los jóvenes estudiantes que concurren a una Escuela de la Familia Agrícola de Santiago del Estero. En ese espacio social, ellos negocian, elaboran y reelaboran sentidos sobre sus identidades. Provenientes, en su mayoría, de familias de campesinos, pequeños productores y trabajadores “golondrinas”, los jóvenes asisten a una escuela que tiene una particular propuesta pedagógica: la alternancia. En ese espacio identitario, buscaré comprender cómo se posicionan y cómo referencian, ellos, sus pertenencias múltiples. También, cómo se van forjando los procesos identitarios en la medida que puedan pensarse como jóvenes, como estudiantes y como campesinos. Las EFA son escuelas agropecuarias que tienen como modalidad la Alternancia Pedagógica. Es necesario aclarar que cuando me refiero a escuelas agropecuarias, estoy hablando de instituciones que pueden encontrarse en zonas rurales o periurbanas y atender tanto a poblaciones rurales como urbanas, pero su principal característica es que están enfocadas ‘para’ el medio rural. Hay que diferenciarlas de las escuelas rurales, ya que estas últimas son instituciones que están ‘en’ el medio rural pero imparten, generalmente, escolaridad básica a la población que vive en ese medio. Las escuelas agropecuarias están atravesadas por una complejidad mucho mayor. Autores como Plencovich, Constantini y Bocchichio (2009), plantean que estas se encuentran atravesadas por dos lógicas que imponen sus propias racionalidades: por un lado, al tratarse de establecimientos educativos, nos encontramos con una lógica pedagógica; y por otro, tienen una lógica socio productiva. Y es, entre estas dos racionalidades, que a veces se generan conflictos.