Oligarquía: operatividad y estimación de una categoría política
Abstract
El Mundo Today, portal satírico español, publica en noviembre de 2018 una nota titulada: “¿Qué es el fascismo, la nueva moda que arrasa entre los millennials?”. Acaso el secreto de la efectividad de esta humorada es la que decía Freud sobre el chiste: el doble sentido de este era lo que le daba su peso. Presenta al fascismo como una novedad adolescente, pero en el fondo también es una pregunta por las invariantes de las categorías políticas más densas de la historia. En ella está una pregunta que vuelve a presentarse hoy para el trabajo en la filosofía política: cómo pensar una categoría política en el presente. “Socialdemocracia”, “neoliberalismo”, “fascismo”, “populismo” se desparraman por las ciencias sociales del presente, y también por la discusión política por fuera del ámbito académico. Hay que agregar, acaso, la ya casi olvidada de comunismo. He allí las conferencias que organizó Zizek en 2011 (Nueva York) y 2013 (Seúl) para repensar la idea de comunismo, categoría difícil, si las hay, para traer al debate político actual, es decir, casi perimida como utilización política reivindicativa, pero que sí ha quedado a mano como amenaza latente que se esgrime desde elites dirigentes, medios de comunicación, neofascistas varios y gurúes del mundo financiero ante cualquier crítica a la conformación actual del capitalismo. Pocas como ella siguen generando tantas ansias de ser desenterrada para volver a matarla y enterrar nuevamente, según la instructiva imagen de Pablo Escobar sobre la abuela de un juez de Medellín. En este marco, analizaremos la operatividad política del concepto de oligarquía en nuestro país.