Los´80. Entre dictadura y democracia
Abstract
La estrategia del Proyecto de Reorganización nacional del gobierno dictatorial
iniciado con el golpe de estado de 1976, de imponer el modelo de acumulación capitalista
neoliberal y quebrar con todo tipo de resistencias al mismo, fue llevado a cabo mediante
la implementación de un plan sistemático de asesinatos, torturas y desapariciones
forzadas -como nunca había sucedido en nuestro país- junto a las prohibiciones de todas
las actividades políticas partidarias, una fuerte censura en la prensa y en los planes de
estudios y cultura en general. Los principales ejes en los cuales el nuevo gobierno fundó
su legitimidad, fueron la necesidad del combate a la subversión y la lucha contra la
corrupción y la demagogia. Definir a los opositores políticos como subversivos –que en
su real acepción subversión significa perturbar, trastornar, destruir especialmente en lo
moral-; como delincuentes, otorgando ubicuidad como antisocial, despolitizando sus objetivos, y como terroristas –que ejecutan violencia para infundir terror- implica
caracterizar un otro que desaparece como persona humana, no posee respeto como tal ni
derechos y los hace indeseables e indefendibles.
La década de 1980 se inició con la convocatoria al “diálogo político”, como lo llamó la
prensa de época. En efecto, hacia finales de 1979, más precisamente el 19 de diciembre,
el gobierno de la dictadura argentina hizo públicas las “Bases políticas de las Fuerzas
Armadas para el Proceso de Reorganización Nacional”. El documento además de incluir
la fundamentación, estaba subdividido en tres partes: bases doctrinarias, programáticas e
instrumentales. El objetivo de estas Bases, tal como se explicitó en sus fundamentos,
consistió en “asegurar la posterior instauración de una democracia republicana,
representativa y federal adecuada a la realidad y exigencia de evolución y progreso del
pueblo argentino”.