dc.description.abstract | El etanol (ET) es una de las sustancias psicoactivas más consumidas en el mundo
industrializado. Si bien, a dosis moderadas es un ansiolítico socialmente aceptado, a dosis
excesivas produce distintos grados de embriaguez donde predominan las alteraciones del
rendimiento psicomotor1,2.
Es una de la las drogas de abuso más frecuentemente asociada a hechos delictivos3,4, por
lo que su determinación cualitativa y cuantitativa en sangre de sujetos vivos y en material
cadavérico, representa un análisis de rutina en el laboratorio toxicológico forense.5
A lo largo de los años, los estudios toxicocinéticos del ET han permitido utilizar los valores
de alcohol en sangre para estimar la cantidad de bebida alcohólica ingerida, establecer sus
niveles sanguíneos en un tiempo dado anterior a la toma de la muestra y efectuar
estimaciones prospectivas6-8. No obstante, al momento de interpretar los resultados
obtenidos, es importante considerar múltiples factores como: la variación interindividual de
la cinética de absorción, la cantidad y tipo de bebida ingerida, hábito alcohólico, contenido
estomacal, trastornos metabólicos, entre otros.8,9
En adición a esto, la falta de homogeneidad de las muestras, el fenómeno de difusión
post-mortem, la producción de ET por microorganismos, la presencia de tejidos
contaminados, el proceso de putrefacción, calcinación y la falta de datos clínicos antes de la
muerte, dificultan aún más el análisis post-mortem y conducen fácilmente a errores de
interpretación.10-13
Frente a esta situación, existe evidencia científica que sugiere el análisis de otras matrices
biológicas, como por ejemplo, orina y humor vítreo (HV).14,15
El HV es una matriz relativamente limpia de posibles sustancias interferentes, y su posición
anatómica aislada lo protege de la putrefacción y permite discriminar entre el contenido de
alcohol por intoxicación ante-mortem y la síntesis post-mortem16-18; mientras que la orina,
representa la principal vía de excreción de ET, es un fluido de fácil acceso, es menos
susceptible a la contaminación bacteriana que la sangre y no contiene cantidades
significativas de glucosa, el principal sustrato para la producción de ET in situ en material
cadavérico.19,20
La importancia de la relación entre la concentración de ET en humor vítreo (CEHV) y la
concentración de ET en sangre (CES) radica en poder estimar el valor de alcoholemia a
partir de la cuantificación de ET en HV en aquellas situaciones en las que no se dispone de
una muestra de sangre cadavérica. No obstante, este factor se ve influenciado por el tiempo
transcurrido desde el consumo hasta el deceso, además de tomar un amplio rango de
valores si la fase de distribución de ET no es completa, llevando a errores de extrapolación
de los resultados.
En relación a esto, se ha determinado que en la fase de absorción previa al equilibrio
toxicocinético, las concentraciones de ET son mayores en sangre que en HV, llegando a
iguales concentraciones en ambos fluidos a las dos horas de la ingesta, para finalmente, ser
superior en HV con respecto a la sangre, con una relación entre 1,10 y 1,38.5
Se estima que el valor del cociente teórico en función a la concentración en agua de uno y
otro fluido, debería ser de 1,27 una vez alcanzado el equilibrio toxicocinético5 , siendo 1,30
el valor registrado con mayor frecuencia en bibliografía.21
En resumen, la relación CEHV/CES menor o cercana a 1 es indicativa de que la muerte
sobrevino poco tiempo después de la ingesta alcohólica y no necesariamente que haya
ocurrido síntesis de ET post-mortem o que la muestra de sangre se encuentre contaminada.
Los casos donde existen cantidades cuantificables de ET en HV y no detectables en la
muestra sanguínea, sugieren que la muerte ocurrió en la fase post-absortiva del ET o que
existió un consumo de cantidades muy pequeñas en un período cercano a la muerte.19,22
Respecto a la orina, el nivel de ET en esta matriz se correlaciona con su nivel en sangre si
la orina se produce después de la ingesta. En la fase de absorción toxicocinética, la
concentración de ET en orina (CEO) es generalmente menor que la CES hasta la fase de
equilibrio, donde esta última alcanza su punto máximo. Luego, en la fase post-absortiva, la
CEO es superior.15
La relación entre la CEO y CES varía en un rango muy amplio, entre 0,21 y 2,66, con un
valor medio de 1,2823. Los niveles de ET en la orina están influenciados por varios factores:
descomposición del organismo (aunque en menor medida que en la sangre), enfermedades
previas del individuo como diabetes, o la presencia de microorganismos generadores de ET
como Candida albicans15; por lo que no es útil para predecir la CES, pero los valores en
ambas matrices en su conjunto pueden indicar la fase del metabolismo del ET.
De este modo, considerando los constantes inconvenientes que surgen al estimar las
concentraciones de ET al momento del deceso a partir del análisis de muestras de sangre
cadavérica, es relevante que todo laboratorio toxicológico forense cuente con
procedimientos analíticos de rutina para la determinación o cuantificación de ET en matrices
biológicas alternativas, logrando así, minimizar errores de interpretación en investigaciones
post-mortem.
El objetivo de nuestro trabajo fue poner a punto un método de rutina para cuantificar ET en
muestras de HV en el laboratorio de la División Química Legal de la Policía Judicial de la
Provincia de Córdoba, determinar el cociente CEHV/CES y relacionar la CEHV, la CES y la
detección de ET en orina de cadáveres de interés médico-legal y evaluar la relevancia de
dichos análisis para la diferenciación de ET en sangre de origen ante-mortem y
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