Abstract
La disolución del fármaco, en los fluidos del tracto gastrointestinal, es una etapa esencial en la absorción de los compuestos que se administran por vía oral y por lo tanto, una adecuada velocidad de disolución en agua es un requisito fundamental para la absorción oral y el éxito clínico de los mismos cuando son administrados en formas farmacéuticas sólidas. Se estima que alrededor del 40 % de los ingredientes farmaceúticos activos (IFA) presentan baja solubilidad, lo cual puede influir sobre su eficacia terapéutica.