dc.description.abstract | Los anfibios son uno de los grupos de vertebrados más amenazados del
planeta (Stuart et al., 2004), con un 40% de sus especies clasificadas bajo alguna
categoría de amenaza (IUCN, 2022). La magnitud de la crisis que enfrentan se
refleja en marcadas declinaciones poblacionales e incluso en la extinción de
especies a nivel global (Houlahan et al., 2000; Stuart et al., 2004; Hoffmann et
al., 2010). El fenómeno de declinación global de los anfibios está ligado a la
susceptibilidad particular del grupo frente a diversos factores antrópicos, como
la fragmentación y pérdida de hábitat, contaminación química y biológica,
introducción de especies, enfermedades emergentes, incremento en la radiación
ultravioleta, cambios a escala global del clima y explotación comercial de
especies (Vaira et al., 2012; Caviedes-Solís y Leaché 2020; Cordier et al., 2020).
La marcada sensibilidad de los anfibios frente a estos factores se encuentra
estrechamente relacionada con su ciclo de vida bifásico y complejo, el cual
implica que las especies dependen tanto de ambientes terrestres, como
acuáticos y por lo tanto sean altamente sensibles a los cambios que puedan
ocurrir en cualquiera de estos entornos (Duellman y Trueb, 1994). Además, la
alta permeabilidad de la piel, combinada con su condición ectotérmica, los
convierte en organismos extremadamente vulnerables a diversos
contaminantes, a patógenos, a la desecación y a cambios climáticos (Duellman
y Trueb, 1994; Aragón et al., 2010). | es |