Abstract
Si es cierto que los sistemas judiciales penales fueron los portadores, en algunas épocas, de los métodos más refinados disponibles en la sociedad para examinar el caso y dictaminar con autoridad no solo jurídica, sino también epistémica, la verdad, la nuestra no es una de ellas. Por múltiples razones, ajenas al derecho y su evolución, razones bien ancladas en el centro de una concepción o si se prefiere, una metafísica, el derecho ha perdido el sustento que le aportaban sistemas positivos de creencias en la objetividad de los valores y en la unidad de la verdad.