Quiste del conducto tirogloso, ¿Influye su sintomatología en la cavidad bucal?
Date
2017Author
Caciva, Ricardo Crhistian
Chacon Valencia, Carolina
Mercado, Silvia Frida
Montanaro, Norma Esther
Morales, SJ
Metadata
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Debemos recordar que la glándula tiroides empieza su desarrollo al final de la tercera semana de vida intrauterina. El Quiste del conducto tirogloso (QCT) es la malformación cervical más frecuente en el niño, su localización habitual es la línea anterior medial próxima al hueso hioides, pudiéndose ubicar a nivel lingual (2,1%) o supraesternal (12,9%) o en cualquier zona entre el agujero ciego hasta la horquilla esternal. Si el QCT mantiene algún tipo de conexión con el hueso hiodes o la lengua es posible evidenciar movimiento de la masa durante la deglución o protrusión de la lengua. Se presenta a la consulta odontológica, en la Cátedra de Semiología de la Facultad de Odontología, UNC, mujer de 21 años caucásica cuyo motivo de la consulta fue "problema para tragar y arreglos estéticos dentarios". Durante la anamnesis sobre sus antecedentes personales patológicos, relata que los 3 años de edad le observan un aumento de tamaño en la zona anterior y media sagital en relación al hueso hiodes, el que fue considerado como un síntoma sin implicancia patológica ni funcional; debido a su aumento de tamaño progresivo vuelve a la consulta médica después de 6 años por un mayor compromiso estético. Se realizo como método auxiliar de diagnostico una tomografía de cuello con contraste llegando al diagnostico tanto clínico como por imágenes de quiste del conducto tirogloso. Los QCT son más frecuentes en la primera infancia por debajo de los 7 años. La importancia en este caso en particular, permite determinar que con la sola presencia del paciente al examen clínico y al interrogatorio, se reconocen síntomas que pueden o no estar en relación con el motivo de la consulta odontológica como fue la "Disfagia", que no fue atribuible a causa odontológica sino a la lesión quística relacionada. La importancia radica en considerar al paciente en su integridad, no solo por su síntoma bucal, sino también sistémico con repercusión bucal o no para derivarlo en caso de ser necesario para una atención sistémica e integral inter y multidisciplinaria.