Farmacias en pandemia, más allá de los medicamentos
Abstract
La profesión farmacéutica es milenaria. Mientras existan medicamentos, la sociedad demandará farmacéuticos. A nivel mundial, durante la pandemia por coronavirus, las farmacias han permanecido abiertas y los farmacéuticos han estado disponibles permanentemente para sus pacientes, sin turnos ni intermediarios.
Los medicamentos son esenciales y los únicos que pueden custodiarlos son los farmacéuticos. Por ende, las farmacias -con pandemia o sin pandemia- siempre están abiertas. Y a esto lo dice, incluso, el Estado a través de sus leyes, quien declara a las farmacias como un servicio público impropio, es decir un servicio esencial para la población cumplido a partir de la iniciativa privada bajo estricta regulación estatal.
En este difícil contexto que vivimos, las farmacias también han demostrado que sus servicios esenciales van más allá de dispensar un medicamento, previa verificación de su necesidad y seguridad. En estos meses de pandemia, los farmacéuticos siempre estuvieron (y están) para acompañar a sus pacientes y responsabilizarse de otras necesidades sociosanitarias, tales como: a) Brindar información segura a los pacientes sobre la pandemia. b) Asesorar en cuestiones de salud integral. c) Asistir en casos de violencia de género. d) Acompañar a pacientes con enfermedades crónicas. e) Diseñar servicios que atiendan al paciente en forma integral.
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